sábado, 22 de octubre de 2011

Magia

Existen momentos en que el mundo parece congelarse. La gente detiene su rutina por un segundo. Los autos y colectivos, las personas caminando completando su rutina, la calle se aquieta, los animales se hacen de piedra. Hasta la música desaparece, queda todo en un silencio que está lejos de ser tenebroso, es un silencio de paz...de expectativa.
Si tuviéramos una imagen podríamos estar una vida entera contemplando lo hermosa que puede ser la vida y el mundo cuando queremos. Pequeños detalles que no son percibidos en el día a día porque nuestras rutinas no nos lo permiten. Una sonrisa disimulada, una mirda que sura un poco más de lo que debería, un roce de manos, palabras que se enredan en nuestros cuerpos y se van desprendiendo a medida que hablamos...
Ayer mi mundo se paró lo que me pareció una eternidad. Una eternidad en la cual mis neuronas dejaron de hacer sinapsis después de una estallo masivo, las piernas se me hicieron de gelatina y el corazón bailó el chachachá por todo el cuerpo. La Tierra dejó de girar y el aire dejó de existir.
Tan lejos y tan cerca de algo simplemente mágico.

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