Ojalá se me empiece a quebrar la piel en la espalda,
ojalá que los poros de la piel comiencen a abrirse.
Ojalá se me separen los brazos y se me ensanchen los omóplatos.
Ojalá que se me hagan los agujeros del tamaño un puño en cada hombro,
y que de adentro empiecen a salir pequeñas alas.
Que me cueste un poco al principio, pero que poco a poco, mientras salto tratando de acercarme al Sol,
Empiecen a batir y me aleje del piso.
Ojalá se me salga toda la ropa y se me caigan las cadenas.
Ojalá que mientras me despido, se quede todo lo que no quiero ser,
como un espíritu, como Clara Clarividente Clarísima, haciendo compañía a quienes lo necesiten.
Ojalá que mientras miro desde arriba, mis miedos me saluden abajo.
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